La internacionalización es una aspiración cada vez más presente en los objetivos de prácticamente cada pyme, aunque son pocas las que cuentan con una presencia internacional reseñable.

Actualizada a enero de 2016

Casi cada pyme española ve en la internacionalización una oportunidad para salvar la actual crisis económica, dada la escasa demanda en el mercado local. Concretamente, un 92 por ciento de los pequeños negocios estima que expandirse fuera de nuestras fronteras es la llave de la recuperación. Sin embargo y según un estudio de Freelancer.com, sólo el 17 por ciento de las pequeñas y medianas empresas posee una presencia internacional reseñable.

La internacionalización es una aspiración cada vez más presente en los objetivos de las pequeñas empresas. Un tercio de éstas dicen estar adaptándose para competir en el exterior y otra tercera parte adicional tiene la intención de comenzar ese trabajo próximamente. Sólo un 19 por ciento de los encuestados afirma no tener ninguna intención de abrir mercado en otros países.

Para los pequeños y medianos empresarios que meditan la posibilidad de iniciar la proyección internacional de sus negocios, así como para aquellos que aún no se lo han planteado, mostramos cinco motivos que hacen recomendable lanzarse a la aventura de la internacionalización para una pyme.

Saturación del mercado local. Ciertos bienes o servicios pueden alcanzar un tope e iniciar una etapa de declive en el mercado nacional. En esos casos, es conveniente buscar nuevos filones empresariales en otros países, nuevos nichos para fomentar el crecimiento y alargar el ciclo de vida del producto.

Diversificación de riesgos. Si se ponen todos los huevos en la misma cesta se corren muchos riesgos. Es conveniente distribuir los negocios en diversos países. De esa forma, los vaivenes que pudieran afectarles sólo incidirían en una parte del potencial de la empresa en cuestión y no a ésta en su conjunto.

Menos temporalidad. Las pymes exportadoras crean más empleo estable que el resto. De media, las primeras poseen un 50 por ciento menos de temporalidad laboral que las segundas. Además, el nivel de cualificación de los empleados es superior en el primer supuesto.

Acceso a materias primas o a tecnología. En algunos casos, resulta rentable a las pymes instalarse en los mismos países en los que se producen las materias primas con las que trabajan, o en los que resulta más sencillo el acceso a ciertos avances tecnológicos.

Prestigio e imagen. La proyección internacional de las empresas implica un valor añadido para éstas, en forma de aumento del prestigio y de la buena imagen de marca.

Junto a estas cinco, existen otras muchas ventajas en la proyección internacional de las pequeñas y medianas empresas. El aumento de la facturación también puede ser una razón de peso para animarse. En cualquier caso, la decisión debería tomarse tras el oportuno análisis de beneficios y costes que el proceso acarrearía para la organización.

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Imagen internacionalización cortesía de Morguefile

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