Las organizaciones empresariales de nuestro país todavía no han apostado por llevar a cabo planes de formación entre sus trabajadores, una herramienta cuya utilización se encuentra, de momento, muy infravalorada, si nos comparamos con nuestros vecinos europeos.
Son datos ofrecidos por Nallam Formación, que ha publicado un informe del que se extrae que únicamente el 18% de los trabajadores españoles que tienen derecho a recibir formación gratuita aprovecha la opción. Una cifra que dista mucho de los datos que nos llegan desde Europa, ya que la media del continente a la hora de utilizar este recurso es del 50%.
¿Por qué no utilizamos las herramientas que nos brindan? ¿Hay gato encerrado en la oferta suministrada? Definitivamente, no. Todo trabajador dado de alta en la Seguridad Social destina una partida obligatoria de su nómina a formación gratuita en el ámbito laboral, y más ahora que la formación digital es tan importante, un derecho que como se ha visto ni dos de cada diez trabajadores españoles utilizan.
Los motivos para declinar el uso de esta posibilidad son varios destacando, fundamentalmente, el desinterés o el desconocimiento. Pero estos factores no indican sino la necesidad que existe en el ámbito laboral de recibir esta formación adicional.
En este sentido, cabe destacar que de los beneficios de aplicar dicha formación van dirigidos a las dos partes: tanto a la empresa como al trabajador. Ello es posible, en el primer caso, porque la formación en empleados es una manera eficaz e importante de contar con profesionales más cualificados sin realizar ampliaciones de plantilla.
En momentos de incertidumbre, como los que se han atravesado en este país, la formación adicional hace que el trabajador se marque nuevos objetivos, posibilidad que permite a la empresa crecer ya que, gracias a ello, puede abrirse a nuevos mercados y mejorar sus ventas, tener con una organización más productiva y, cómo no, ser más fuerte al contar con mano de obra cualificada al respecto.
En el lado del trabajador acceder a esta oferta formativa complementaria también es importante, ya que la adquisición de nuevas habilidades y destrezas supone otras ventajas en el ámbito laboral. Éstas abarcan desde integrarse al grupo y mejorar su desarrollo personal y profesional.
Pero sin duda el principal beneficio que obtienen empresas y trabajadores que la puesta en marcha en la organización de nuevas tecnologías y maneras de trabajar, más eficientes, que mejoran los resultados de todo negocio. Es por ello que desde aquí esperamos que se produzca un cambio de tendencia y podamos hablar, en próximos ejercicios, de una incorporación notable de las empresas españolas al ámbito de la formación laboral.