Captar y fidelizar, esa es la fórmula más sencilla del marketing.
Ahora bien, si la descomponemos, la primera parte “captar“, se trata de algo así como una suerte de conquista y después, la segunda parte “fidelizar“, se trata de unir todos los esfuerzos para tratar de mantener a esos clientes eternamente enamorados, ese sí que es el gran reto. Y es que en eso las marcas son muy celosas, porque la idea es que una vez conquistado el cliente sea “solo mío”.