Cuando empezaban a olerse las vacaciones y el verano se atisbaba en lontanza, los kiosqueros se frotaban las manos porque empezaban a vender revistas de viajes a porrillo y las agencias se saturaban con las idas y venidas de esos viajeros a los que les gustaba planear su periplos en compañía de los expertos del ramo, pero últimamente los derroteros han asumido un carácter 2.0 y sólo unos pocos siguen siendo devotos de la agencia de viajes. Así, según un reciente estudio de comScore, trece millones de españoles visitaron páginas web especializadas en la materia durante el pasado mes de mayo.